Comparto el interés en ofrecer alternativas constructivas. Pero no me parece esa la aproximación para esta vez.

Mi impresión:

La ocasión amerita un repensado profundo de la educación pública. El papel de las TIC no es circunstancial a la iniciativa de moda con nombre 2.0, si no que es estructural (no sé cuánto, no se cómo, pero sé que lo es). Si quieren terminar de prosperar la ridícula idea de los portátiles, pues vale (ahí te doy la razón con lo de las medallitas) y que lo liciten.

Si quieren de verdad crear la «Escuela 2.0» entonces ofrezcamos nuestro interés en participar y apoyar iniciativas multidisciplinares, ágiles, de riesgo económico acorde a los posibles licitantes. Podemos proponer modelos en ese sentido. Pero que antes se interesen.

Además, también da mucha risa, pero quien debe estar ganando mśa con todo este chollo de la Escuela 2.0 no es MS ni otras empresas de software, y creo que ni las de hard por los márgenes, sino las editoriales que consiguen perdurar el modelo del libro de texto propietario. Cambiar el modelo de escuela debe pasar, sea como sea, por la eliminación de esa burbuja, pero entonces ya sabes a quién te enfrentarías: a PRISA.

Esto me lleva a una reflexión final: si sólo queremos ganar contratos, a PRISA es a quien arrimarse. Si se quiere hacer algo más responsable, serio y divertido los riesgos son enormes. El caso es que estamos en una época de retos colosales (patentes software, reforma de la legislación de IP, regeneración de la industria TIC, etc) y este es otro de ellos.

No sé, creo que me he dispersado demasiado. Un abrazo.

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Ismael Olea

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